Países de Europa del Este, Latinoamérica y Asia han visto desplomarse sus Bolsas, sus bonos y sus divisas. Algunos han tenido que pedir ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras que otros, como México o Brasil, intervienen para defender sus monedas.
Las dificultades por las que pasan varios países para sostener la cotización de sus monedas ha devuelto cierto protagonismo al FMI, cuya actividad fue casi nula en el 2007. Ahora el Fondo pone a prueba su nuevo credo: menos condiciones a los receptores de los préstamos y más facilidades para devolverlos.
En colaboración con el Fondo Monetario Internacional, los Organismos de las Naciones Unidas, los bancos regionales de desarrollo y otras entidades, el Grupo del Banco Mundial está ayudando a los gobiernos y al sector privado a través de préstamos, inversiones de capital, nuevos instrumentos innovadores y programas de protección social.
Según un nuevo análisis del Banco Mundial sobre políticas, para lograr un sistema financiero más sólido también se deberá contar con sistemas eficaces para el registro de las garantías y la exigencia del cumplimiento de las normas, sistemas de pago y liquidación adecuados, y estructuras de gobierno institucional bien diseñadas. En conclusión, se está intentando que la economía mundial salga adelante, a través de la ayuda económica, y política mundial.
La necesidad de reactivar el financiamiento al sector real de la economía tras la contracción del crédito puede llevar a varios países a mejorar la función de los bancos de desarrollo y el uso de líneas de crédito dirigidas y planes de garantía de créditos, así como también, a participar en las decisiones sobre asignación de recursos de los bancos recientemente nacionalizados, y así tener (como países emergentes) mayor protagonismo en el “juego” de la economía mundial actual. Esta proyección depende de las circunstancias de cada país en particular.
Algunos países en desarrollo, entre ellos México, han convertido las crisis en oportunidades, al eliminar subsidios ineficientes y reemplazarlos por programas de protección social más eficientes.
Las dificultades por las que pasan varios países para sostener la cotización de sus monedas ha devuelto cierto protagonismo al FMI, cuya actividad fue casi nula en el 2007. Ahora el Fondo pone a prueba su nuevo credo: menos condiciones a los receptores de los préstamos y más facilidades para devolverlos.
En colaboración con el Fondo Monetario Internacional, los Organismos de las Naciones Unidas, los bancos regionales de desarrollo y otras entidades, el Grupo del Banco Mundial está ayudando a los gobiernos y al sector privado a través de préstamos, inversiones de capital, nuevos instrumentos innovadores y programas de protección social.
Según un nuevo análisis del Banco Mundial sobre políticas, para lograr un sistema financiero más sólido también se deberá contar con sistemas eficaces para el registro de las garantías y la exigencia del cumplimiento de las normas, sistemas de pago y liquidación adecuados, y estructuras de gobierno institucional bien diseñadas. En conclusión, se está intentando que la economía mundial salga adelante, a través de la ayuda económica, y política mundial.
La necesidad de reactivar el financiamiento al sector real de la economía tras la contracción del crédito puede llevar a varios países a mejorar la función de los bancos de desarrollo y el uso de líneas de crédito dirigidas y planes de garantía de créditos, así como también, a participar en las decisiones sobre asignación de recursos de los bancos recientemente nacionalizados, y así tener (como países emergentes) mayor protagonismo en el “juego” de la economía mundial actual. Esta proyección depende de las circunstancias de cada país en particular.
Algunos países en desarrollo, entre ellos México, han convertido las crisis en oportunidades, al eliminar subsidios ineficientes y reemplazarlos por programas de protección social más eficientes.
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